¿Qué y cuánto costó la Asamblea Constituyente de 1940? (2 y final)

Revista Bohemia, 1939

 

Eduardo Chibás, delegado a la Asamblea Constituyente de 1940 (por el Partido Revolucionario Cubano-Auténtico)  pidió a Carlos Márquez Sterling, presidente de dicha Asamblea, un informe de los gastos del evento. Márquez Sterling respondió, rindiendo detallada cuenta, como  muestra  el siguiente documento:

Archivo Nacional de Cuba

 

Un detalle: El Código Electoral vigente en la fecha concedía un crédito de 100.000.00 pesos para construir un «continente adecuado en la cripta del Capitolio y conservar en él los originales de nuestras Constituciones y las cenizas de un soldado desconocido del ejército libertador de Cuba.” Este crédito no fue ejecutado, pues las obras, por diversos motivos, nunca se iniciaron.

Siete décadas después, en  2017, por iniciativa de la Oficina del Historiador de la Ciudad, se ha construido el segundo de estos sitios en el Capitolio Nacional. En la inauguración, Eusebio Leal Spengler expresó: “Aquí descansa, simbólicamente, el fundamento moral, político e histórico de la nación: los restos mortales de un soldado cubano desconocido, a cuyos esfuerzos y sacrificios sin nombre, se debe el nacimiento de Cuba como República”.

Tumba al mambí desconocido, Capitolio Nacional, La Habana, Cuba

 

Ver aquí la primera parte de esta entrada.

¿Qué y cuánto costó la Asamblea Constituyente de 1940? (1)

Bohemia 19 de mayo de 1940

 

Por Julio César Guanche

Costó mucho, políticamente, lograr su realización.

Hacia fines de los 1930, la celebración de una Constituyente “libre y soberana” enfrentaba varios obstáculos: el artículo 115 de la Ley Constitucional de 1935 (una cláusula rígida de protección constitucional), la necesidad de aprobar la amnistía política para los presos de la lucha antimachadista y de resolver el “problema universitario”, causado por la politización activa de la Universidad en dicha lucha, que llevó a su cierre.

Tras un enorme despliegue de acción colectiva de sectores ideológicamente muy diferentes entre sí, muy interesados en la Constituyente, los tres problemas encontraron soluciones. Primero, fueron  aprobadas (1937) la Ley de Amnistía y la Ley Docente. Luego ganó la exigencia de Constituyente “libre y soberana” contra los límites jurídicos que imponía el entonces vigente artículo 115.

El gran enemigo de la realización de la Asamblea fue la clase oligárquica cubana, que había disfrutado en exclusiva hasta la revolución de 1930-33 del control del país, y conservó poder tras el hecho revolucionario.

Fulgencio Batista, en medio de la campaña reformista que inició en 1936 (tras reprimir a sangre y fuego la revolución del 30 entre 1934 y 1935) apoyó la realización de la Constituyente, aunque su entusiasmo se desdijo cuando no ganó la mayoría en las elecciones para dicha Asamblea.

El Partido Comunista (PC) defendió el cónclave. Consideró el hecho mismo de su realización como una victoria obrera. Esa formación política movilizó a las clases trabajadores a seguir el curso de los debates, y a presionar a los constituyentistas a favor de los intereses de los trabajadores. Entre las varias campañas que el PC promovió a favor de la Constituyente, se encuentra “De la Fábrica al Capitolio”. (Las sesiones eran abiertas, y contaron con un público abigarrado que llenó la sala de sesiones.) La siguiente imagen muestra uno de los carteles de la campaña obrera pro Constituyente.

Revista, CTC, mayo de 1940

 

Después de varios años en que se manejaron diversas fechas —y fueron sucesivamente pospuestas— se celebraron elecciones para la Convención Constituyente  el 15 de noviembre de 1939. El evento comenzó a sesionar el 9 de febrero,  aprobó la Constitución el 5 de julio de 1940, y entró en vigor el 10 de octubre de ese año.

En el documental “¡Viva la República!”, de Pastor Vega (1972), aparece en video sesiones de la Convención. (Minutos 56 y 57).

Un episodio sobre el tema de la “dependencia extranjera” en la historia política cubana.

Por Julio César Guanche

En Cuba, en los 1930 cuando ciertos actores hablaban de contener el “totalitarismo extranjerizante”, estaban hablando del comunismo soviético.

En esa lógica, la acusación de “dependencia extranjera” aludía a la membresía, por parte del Partido comunista cubano, a la Tercera Internacional (Comunista). El PC sería la “quintacolumna” que podía comprometer el “sistema democrático representativo” del país, a favor del “totalitarismo”.

Por ello, en la Convención Constituyente de 1939-1940,  personas como José Manuel Casanova, uno de los líderes del Partido Liberal, pretendieron la ilegalización del PC. Esta propuesta fue derrotada con respuesta mayoritaria de la Convención, que en cambio acusó a esa posición de Casanova, precisamente, de antidemocrática.

El sello postal que reproduzco pertenece a una serie que representó el motivo defendido por Casanova: la amenaza a la República por parte del Comunismo. La alianza del PC con Batista (1938-1944) ha sido leída críticamente con niveles variados de complejidad, y conserva todo su carácter polémico como un “error” del PC en la fecha, pero es más escasa la duda sobre este hecho: el PC fue un destacado actor democrático (con gran compromiso por la justicia social y racial) en dicha Convención.

De la ética a la política. De la razón erótica a la razón inerte, de Antoni Doménech

Antoni Doménech

 

Descargar De la ética a la política. De la razón erótica a la razón inerte, de Antoni Doménech Figueras

“He aquí una original reconstrucción histórico-filosófica de la formación de la racionalidad moderna, a la vez que una crítica, sutil pero devastadora, de la pretensión de «desetizar» el ámbito de la vida política. Sirviéndose de un nutrido repertorio de recursos intelectuales (desde el innovador uso hermenéutico de la teoría matemática de los juegos de estrategia, hasta las técnicas filológicas más tradicionales), Antoni Doménech presenta aquí, críticamente, la evolución de un pensamiento ético-político moderno profundamente enraizado en la cultura cristiana, diseccionando su ruptura con el ethos antiguo en una larga excursión intelectual que combina el rigor de los métodos analíticos con una vasta cultura filosófica clásica. Esta obra puede ser leída como una nueva interpretación del desarrollo de la filosofía práctica «occidental» (con abundantes calas de contraste en el pensamiento moral «oriental», señaladamente en el budismo profundo). Como ha escrito Jesús Mosterín en el prólogo: «este libro reúne unas cualidades de vigor intelectual, originalidad, competencia técnica y densidad conceptual tan evidentes, que no es aventurado augurarle un puesto permanente de la historia de nuestro pensamiento político y de nuestra hermenéutica filosófica”.

La Marsellesa, de Jean Renoir

Ver online La Marsellesa

“La Marsellesa surgió en 1937-38 como un encargo político del Frente Popular, destinado a película-foco de resistencia y de movilización de la memoria histórica de las clases medias y obreras de Francia, frente a la marea creciente del expansionismo fascista nazi. Era Renoir hombre de la izquierda y lo era de forma callada y no gestual o verbalmente radical, pero no tenía condición de hombre de partido, y desde el poder le encargaron (en parte tal vez por eso y como forma de limar las disensiones intestinas frentepopulistas) hurgar en los orígenes del canto nacional francés y recordar el origen revolucionario de una música que entonaban también como propia los fascistas franceses, frente a los que había que marcar las distancias y decirles que esos acordes fueron llevados como una antorcha, a lo largo de la gran caminata desde su ciudad a París, por los soldados de un regimiento de Marsella, compuesto de parias revolucionarios sublevados, contra un rey que era custodiado por otro regimiento, éste compuesto por reaccionarios, atildados y disciplinados mercenarios reclutados en la Suiza alemana, que hablaban en alemán, como la mujer austríaca del rey, por lo que éste era, en palabras esculpidas por Saint-Just, un “bárbaro extranjero”. Y ese impulso “promarsellés y antialemán” alentó, sin mover un sólo grano de la tentación racista o nacionalista, a Jean Renoir a convertir en cine la música, sonora o callada, de la imaginación jacobina. Eso es, en definitiva, LA MARSELLESA“.

Texto: Ángel Fernández-Santos, “La Marsellesa”,
en Jean Renoir, rev. Nosferatu, nº 17-18, marzo 1995.

FICHA TÉCNICA DE LA PELÍCULA

Título: «La Marsellesa» («La Marseillaise»)
Director: Jean Renoir
Intérpretes: Pierre Renoir, Lise Delamate, Louis Jouvet, Jean Aquistapace, Aimé Clariond, Andrex, Edmond Ardisson…
Año: 1937
Guión: Jean Renoir, con Carl Koch, N. Martel Dreyfus y Mme. Jean-Paul Deyfus (asesores históricos)
Fotografía: Jean-Paul Alphen, Jean Bourgoin, Alain Dovarinov, Jean-Marie Maillols.
Música: Joseph Kosma. Lalande, Gretry, Rameau, Mozart, Bacha, Rouget de Lisle, y Sauveplane.
Duración: 135
País: Francia