«Verdad y revolución: tres nociones gramscianas para pensar las mediaciones entre ética y política». Un intercambio

Foto: Julio César Guanche

Este dossier consta de cuatro entregas:

  1. Verdad y revolución: tres nociones gramscianas para pensar las mediaciones entre ética y política Yassel A. Padrón Kunakbaeva.​
  2. Gramsci en su tiempo y en el nuestro (Carta a Yassel Padrón Kunakbaeva) Julio César Guanche
  3. Apostillas a más de una lectura gramsciana: carta a  Julio César Guanche Yassel A. Padrón Kunakbaeva
  4. Revolución, dictadura, derecho legítimo y democracia: otra carta a Yassel Padrón Kunakbaeva Julio César Guanche

(Nota: Si apareciera alguna otra contribución, actualizaré esta entrada. Se reproducen aquí según la edición que hizo Rolando Prats para la publicación de estos textos en Patrias. Actos y Letras.)

Actualización: «Revolución, Estado, Derecho: una relación política (otra carta a Yassel Padrón) Iramís Rosique» (29 de abril de 2021)

  1. Verdad y revolución: tres nociones gramscianas para pensar las mediaciones entre ética y política Yassel A. Padrón Kunakbaeva

​13 de abril de 2021

​Publicado originalmente con el título “Tres nociones gramscianas para pensar las relaciones entre la ética y la política revolucionarias” en la revista El Caimán Barbudo el 6 de abril de 2021. Se publica ahora en versión revisada, corregida y ampliada especialmente para Patrias. Actos y Letras. 

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Ni inmovilismo ni excepcionalidad. Democracia, republicanismo y socialismo en Cuba a diez años del inicio de la reforma.

Foto: Julio César Guanche

 

Por Ailynn Torres Santana y Julio César Guanche

 

Desde aproximadamente 2010 Cuba está inmersa en procesos de cambios profundos. No se emplea la palabra «reforma», pero lo es, y ocurre en múltiples dimensiones. Todas estas transformaciones poseen legitimidades y problemas de cara a las necesidades y condiciones de posibilidad de la sociedad y el Estado socialista.

La consulta popular y posterior aprobación en referéndum de una nueva Constitución de la República (2019) fue un punto de llegada respecto a cambios que ya estaban en proceso y que la nueva norma formalizó. A la vez, abrió un momento de profunda transformación legislativa que está implicando la creación o modificación de más de un centenar de leyes y decretos. La ciudadanía ha buscado intervenir el nuevo orden jurídico por distintas vías y con distintos grados de éxito.

En el plano económico, la reforma —más audible a nivel internacional— ha sido largamente planificada y publicitada a través de documentos oficiales. Una década después, sigue en curso, con nuevos contenidos. Al respecto, existieron grandes dilaciones y malas decisiones económicas, algunas de las cuales, más que corregir distorsiones, las han reproducido. Los cambios de ese orden exhibieron problemas para enfrentar temas cruciales, como el empobrecimiento y la desigualdad, persistentes y crecientes en el país desde los años 1990.

La reforma económica ha tenido que desarrollarse en un contexto de cambios en la relación con los Estados Unidos. Si bien el «deshielo» de 2017 dibujó una mejora del escenario, bajo el mandato de Donald Trump regresó el ambiente de hostilidad y el progresivo recrudecimiento de las sanciones que afirman el bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba. El hecho ha contribuido al agravamiento de la crisis económica nacional.

Por su parte, agendas, actores y dinámicas de la sociedad civil registran modificaciones; se amplían las esferas públicas y aumenta la capacidad ciudadana de interpelar, impugnar y negociar con la política institucional. Con toda claridad, esos procesos se conectan con agendas globales y regionales: feministasantirracistasanimalistasgremialesreligiosastípicamente políticas, etc. Los registros ideológicos que encarnan son diversos y no necesariamente pertenecen al espectro de las izquierdas que, a su vez, es heterogéneo a su interior.

El conjunto afirma dos hechos. De una parte, desmiente cualquier tesis de «inmovilismo» dentro del país. De otra, cuestiona la excepcionalidad que se atribuye a la realidad cubana dentro de los análisis latinoamericanos. Por el contrario, son evidentes flujos y correlaciones con otros contextos. Su identificación permite auscultar mejor el ya largo proceso de transformaciones que, a inicios de 2021, se profundiza y arroja preguntas sobre el futuro de la nación y su ciudadanía.

Aquí miramos la reforma cubana a través de cuatro lentes: 1) la reorganización del sistema socioeconómico; 2) los cambios relacionados con la representación política, la cualidad del servicio público de los representantes y las (im)posibilidades de control ciudadano; 3) las transformaciones en el orden de la relación entre ley y derecho, el procesamiento democrático de los mismos y la búsqueda de garantías institucionales para ellos; 4) los conflictos de cara al ejercicio de la participación ciudadana y la sociedad civil. Seguir leyendo «Ni inmovilismo ni excepcionalidad. Democracia, republicanismo y socialismo en Cuba a diez años del inicio de la reforma.»

La tradición negra radical en Cuba, y el marxismo (4)

Alexis Esquivel. Republique Light, 2011, Acrílico sobre tela, 78 x 100 cm

 

 

La tradición negra radical en Cuba, y el marxismo (4)

Ver entregas anteriores de esta serie: 1, 2 y 3

Nota:

Aquí explico el origen del presente intercambio. Las respuestas versan, en lo fundamental, sobre las siguientes preguntas:

¿Qué te parece la calificación de “marxismo negro” aplicada a figuras como Sixto Gastón Agüero, Juan René Betancourt o Ángel Pinto Albiol? ¿Es pertinente? ¿Prefieres otra manera de calificarlo?

¿Quiénes integrarían, en tu opinión, el cuerpo del marxismo negro, o, en general (aunque no lo es mismo), de marxistas negros en Cuba entre 1902-1958?

¿Puede hablarse de un “marxismo negro” en Cuba después de 1959 hasta hoy?

Si tu respuesta es positiva, ¿puedes sugerir nombres y obras relevantes que integrarían ese “marxismo negro” desde 1959 hasta la actualidad en Cuba?

Reitero aquí que el objetivo del intercambio, más que comprometerse con una “manía clasificatoria”, es:

En ese horizonte, es necesario situar ese pensamiento como parte de los debates y procesos políticos de los que participaron y no solo limitarnos al estudio de sus ´ideas´. Esto es, tratarlos como sujetos políticos, contemporáneos de su tiempo —cosa que hace el curso mencionado y que es necesario seguir haciendo— y no solo como ´archivos´ para su estudio por parte del investigador actual.”

En esta ocasión aparecen las opiniones de Zuleica Romay, Esteban Morales, Yasmín Silvia Portales y Alberto Abreu Arcia. (Julio César Guanche


La tradición negra radical en Cuba, y el marxismo (4)

 

Zuleica Romay

Los esencialismos son tan excluyentes como los racismos. De ahí que parte de la intelectualidad de los sectores subalternos muestre reticencia ante clasificaciones que incluyen “lo negro”. A mí me resulta esencialista y peyorativo clasificarme como negra marxista; o sea, negra y, además, marxista. Por eso prefiero invertir los términos, del mismo modo que me asumo cubana y negra, mujer y negra, intelectual y negra, nunca al revés.

Eso no significa que yo reconozca la existencia de un marxismo negro. Pensando en la antinomia de las razas: las razas no existen, pero el racismo sí, yo diría que el marxismo negro no existe, pero los marxistas negros, sí. Para mí, el término marxismo negro funciona más como una metáfora, o una etiqueta que facilita ciertos propósitos didácticos. Como criterio metodológico me resulta ambiguo y frágil y, en el caso de Cuba, bastante problemático.

Si el segundo vocablo de este tipo de formulación suele corresponderse con la matriz ideológica y las prácticas políticas que alimentaron los desarrollos teóricos del marxismo (marxismo aprista, trotskista, etcétera), ¿por qué a la corriente del marxismo marcadamente anticolonial se le apellida “negra”?

Si no se pueden homologar colonialismo y esclavismo porque el primero ha sobrevivido y se ha reproducido más allá de la experiencia de la esclavitud, ¿por qué reducir a lo negro esta corriente del marxismo, para después enredarse con la explicación? ¿Será para compensar una “falla de origen” de la teoría marxista? ¿Que, siendo creación de hombres europeos, habitantes de ciudades industriales, no podía asumir como centro la crítica del colonialismo, porque sus teorías no se nutrieron de la experiencia colonial? Seguir leyendo «La tradición negra radical en Cuba, y el marxismo (4)»

La tradición negra radical en Cuba, y el marxismo (3)

Alexis Esquivel. Autorretrato con Martí. 1989, Técnica mixta sobre cartulina 50 x 70 cm

 

Ver aquí la primera y segunda partes de esta serie.

 

Por Félix Valdés

Con la expresión “marxismo negro” se hace referencia, sobre todo, a autores marxistas, negros de piel (caribeños, afroamericanos o africanos, etc.), a aquellos que lo hacen desde el lugar, la experiencia, el dolor de un sector excluido, explotado, aherrojado a América en condición de esclavo, muchos de los cuales, sin dudas, han sido escasamente visibilizados o tenidos sus textos como lecturas fundamentales en la tradición mencionada.

Es meritorio el trabajo de rescate, arqueológico, de puesta en perspectiva de sus ideas.

No obstante, es chocante la expresión y un tanto racista en sí misma, si martiana u orticianamente (para referirnos a la tradición cubana) utilizamos el concepto de raza.

No se habla de un marxismo amarillo por partir del mundo asiático y tener como lugar de enunciación la peculiaridad del colonialismo en esta parte del mundo, ese Oriente como se le acuñara por Occidente.

Más allá de la operatividad del término que permite rescatar a intelectuales de piel negra (más allá de la concentración de melanina, pues los hay de tan diversas tonalidades), en ocasiones apuntar a ello se hace inútil cuando no superfluo. El color, o lo que decimos ‘negro’, no da valor en sí al acercamiento, al desarrollo teórico, al enriquecimiento de la teoría, sino es la capacidad crítica, el situarse en la condición del sujeto colonizado, del Sur global, de esta parte del mundo abismal, como dijera Boaventura de Sousa Santos, lo que hace compartir el marxismo o no como perspectiva teórica.

El tema del color de la piel, de la piel negra en particular, es crucial, sobre todo en estas islas, en el continente y en el hemisferio. Seguir leyendo «La tradición negra radical en Cuba, y el marxismo (3)»

La tradición negra radical en Cuba, y el marxismo (2)

Alexis Esquivel. Picnic nacional, 1996, Óleo sobre tela,150 x 200 cm

 

Ver aquí la primera parte de esta serie, por Maikel Pons Giralt

 Nota:

Aquí explico el origen del presente intercambio. Las respuestas versan, en lo fundamental, sobre las siguientes preguntas:

¿Qué te parece la calificación de “marxismo negro” aplicada a figuras como Sixto Gastón Agüero, Juan René Betancourt o Ángel Pinto Albiol? ¿Es pertinente? ¿Prefieres otra manera de calificarlo?

¿Quiénes integrarían, en tu opinión, el cuerpo del marxismo negro, o, en general (aunque no lo es mismo), de marxistas negros en Cuba entre 1902-1958?

¿Puede hablarse de un “marxismo negro” en Cuba después de 1959 hasta hoy?

Si tu respuesta es positiva, ¿puedes sugerir nombres y obras relevantes que integrarían ese “marxismo negro” desde 1959 hasta la actualidad en Cuba?

Reitero aquí que el objetivo del intercambio, más que comprometerse con una “manía clasificatoria”, es:

En ese horizonte, es necesario situar ese pensamiento como parte de los debates y procesos políticos de los que participaron y no solo limitarnos al estudio de sus ´ideas´. Esto es, tratarlos como sujetos políticos, contemporáneos de su tiempo —cosa que hace el curso mencionado y que es necesario seguir haciendo—  y no solo como ´archivos´ para su estudio por parte del investigador actual.”

En esta ocasión aparecen las opiniones de Agustín Lao-Montes, Roberto Zurbano, Pedro Alexander Cubas, Alejandro Leonardo Fernández y Víctor Fowler. Habrá, al menos, una entrega más de esta serie. (Julio César Guanche)

 La tradición negra radical en Cuba, y el marxismo (2)

Agustín Lao-Montes:

Me agradan mucho las preguntas. Se refieren precisamente a un tema que me ocupa hasta el punto que tengo planeado escribir un libro sobre el Marxismo Negro en América Latina. Tengo varios propósitos con él, entre ellos desmontar dos mitos:

1) La tendencia a equiparar las figuras de  pensamiento y política negra de carácter radical y contestatario (lo que  en inglés se denomina «Black Radical Tradition»)[1] con la categoría marxismo negro manejada de forma ligera, y como consecuencia;

2) el  calificar sin analizar a fondo sus ideas y políticas, a todos los
marxistas afrodescendientes como marxistas negros. Seguir leyendo «La tradición negra radical en Cuba, y el marxismo (2)»

Cuatro preguntas sobre Raúl Roa García

Entrevista con Raúl Roa Kourí

Por Nelson P. Valdés

¿Cómo resuelve Roa sus diferencias con el PSP antes del 59 y después de esa fecha?

Raúl Roa García comenzó su lucha revolucionaria desde su ingreso en la U.H., tras escuchar un discurso de Julio A. Mella que—según sus palabras—le hizo descubrir que “su corazón le latía al lado izquierdo del pecho.”

Se amistó con Rubén Martínez Villena y fue profesor de la Universidad Popular. Fundó el Directorio Estudiantil Universitario y, más tarde, dado que éste no rebasaba el horizonte ideológico pequeñoburgués, fue fundador del Ala Izquierda Estudiantil, organización marxista cercana al PC.

Descargue un número de Lunes de Revolución, dedicado a Rubén Martínez Villena, y la edición de 1959 de La pupila insomne, con bosquejo biográfico de Raúl Roa sobre Villena.

Raúl Roa García

Tras el derrocamiento de Machado en 1933 y después de la huelga de marzo de 1935, hubo de asilarse en los EUA (NYC, Tampa, Miami) donde, junto a Pablo de la Torriente Brau, Gustavo Aldereguía y otros compañeros de ideología marxista crearon la ORCA (Organización Revolucionaria Cubana Antimperialista), que abogó por la unidad de todos los partidos y grupos revolucionarios (PRC (A), liderado por Grau, PC, OA (brazo armado del PRC) y Joven Cuba (guiterista). Desde Cuba se unió IR (Izquierda Revolucionaria), creada por Ramiro Valdés Daussá, José A. Portuondo y otros compañeros de izquierda.

Raúl Roa García y Pablo de la Torriente (a la derecha).

En esa época, Roa, Pablo, Aldereguía, Leonardo Fernández Sánchez y otros compañeros marxistas (algunos inclusive miembros del Partido Comunista —PC—) tomaron distancia del Partido por estar en desacuerdo con la política de Stalin y, especialmente, con el Frente Popular, que llevó al PC en Cuba a apoyar la dictadura de Batista. La conferencia para el Frente único, convocada en Miami, fracasó por la reticencia de Grau a ingresar en un frente unido con los comunistas. Seguir leyendo «Cuatro preguntas sobre Raúl Roa García»