Recordando a Tato Quiñones, el ekobio de mi infancia, el gran activista social por cuenta propia en La Habana

Por Mario Castillo Santana ∕ Marcelo “Liberato” Salinas

No sé si por desgracia o por suerte he dejado de tener presencia en el ciberespacio, pero en estos días en que la figura de Tato Quiñones y su significación en la cultura de nuestro país ha adquirido una dimensión inesperada, quiero aportar una arista hoy en proceso de olvido sobre Tato, que creo fundamental para aquellos que nos estamos planteando una práctica de comunistas por cuenta propia, lejos de los sectarismos ideológicos que asolaron nuestro país en el pasado reciente y de los nuevos sectarismos raciales y de género que van tomando cuerpo en la Cuba que se está reconfigurando ante nuestros ojos.
Tengo el gusto y el honor de haber servido de prologuista para las dos últimas obras maestras de libros que nos dejó Tato, por solicitud expresa de él y por la hermandad que nos unió por muchos años. El fue amigo y ekobio de mis tios-abuelos, pero muy especialmente de Lorenzo Rodríguez La Guardia, Papalote, Muñanga Efò y obrero portuario, operador de grúas de la rada habanera.
Durante más de dos años de mi infancia Tato fue asiduo visitante a mi casa, como dignatario de su potencia abakuá, encargado de hacer realidad la ayuda material y fraternal a los ancianos ekobios, como ya no ocurre en muchas potencias abakuàs actuales.
Fui testigo de la firme y devocional amistad de Tato a mi tío-abuelo. Nunca olvido la elegancia de su presencia en esas visitas, la gentileza con mi familia, el trato tierno, pero firme y sin paternalismos con un individuo como mi tío Lorenzo que había sido un adalid de pertenencia e hidalguía abakuá, pero que en los momentos de las visitas de Tato y otros ekobios, ya era un anciano que había perdido la razón y se comportaba como un niño desorientado, necesitado de la guía de su hermana, mi abuela, Yolanda Rodríguez, a quien único reconocía. Tras la muerte de mi tío, dejè de verlo exactamente por 20 años.
Seguir leyendo «Recordando a Tato Quiñones, el ekobio de mi infancia, el gran activista social por cuenta propia en La Habana»