Cosida a mano por todos los cubanos. Cosida a mano por todos los cubanos Una crónica del patriotismo revolucionario en Cuba, y su emigración

La Revolución cubana (con bandera). Harper´s Weekley. 10 de abril de 1869

 

Por Julio César Guanche

En febrero de 1870, en el Parque Isabel II, actual Parque Central de La Habana, fue asesinado, de modo que debió ser un linchamiento, el estadunidense Isaac Greenwald. Dos de los tres amigos suyos que caminaban junto a él fueron heridos de gravedad. El canario Eugenio Zamora se insultó con Greenwald por lucir una corbata de color azul. Zamora pertenecía a la sexta compañía del batallón de voluntarios.1

El suceso fue parte de otros casos de violencia política que llevaron a la muerte a unas diez personas por esos días, linchados en plena vía pública, muy lejos del campo insurrecto. No todos los muertos tenían vínculos con el independentismo cubano.

Uno de los asesinados, Luis Luna y Parra, fue agredido, primero, a machetín por un cabo de Voluntarios. Pudo escapar a duras penas. A poco, S. Pedro Covadonga, un asturiano enardecido por los gritos de “¡mátenlo! ¡mátenlo! ¡maten a ese mambí, insurrecto, traidor a la Patria!”, le propinó tantas puñaladas que se hirió su propia mano. Finalmente, fue rematado por Casimiro, otro voluntario. Ya muerto, su cuerpo recibió una puñalada en el pecho, cuatro tiros y muchos bayonetazos. La secuencia de su muerte implicó a unos treinta voluntarios.

El registro del cadáver del joven Luna mostró estas posesiones en sus bolsillos: un billete de cien pesos, otro de veinte y cinco, un doblón de a cuatro, ocho reales en plata y un par de “areticos”, además de joyas de uso personal: reloj, leontina, sortija, alfiler de pecho y gemelos y sombrero de jipijapa. Según la prensa, el joven era de “buena familia”. No se mencionaron lazos con los “laborantes”. Es probable, puedo imaginar, que al momento de ser masacrado estuviese por cortejar a una muchacha, por los “areticos” que llevaba.

El detonante de tales hechos fue el arribo a La Habana del cadáver, envuelto en hielo, del asturiano Gonzalo Castañón, abogado, periodista y coronel de Voluntarios, muerto en Cayo Hueso tras duelo irregular con un patriota cubano. Los nombres de las personas asesinadas entonces son tan desconocidos hoy como lo es el del causante directo de la muerte de Castañón, el cubano Mateo Orozco.2 Seguir leyendo «Cosida a mano por todos los cubanos. Cosida a mano por todos los cubanos Una crónica del patriotismo revolucionario en Cuba, y su emigración»

Hablaré de Julio Antonio Fernández Estrada

Julio Antonio Fernández Estrada. Al fondo, un retrato de su padre, el jurista Julio Fernández Bulté. Foto: Julio César Guanche

 

Por Ariel Dacal Díaz

Mi comprensión sobre el socialismo se ha ensanchado, en buena medida, gracias a este amigo entrañable.
Ajustar mi parecer y sentir acerca del socialismo es un desafío constante, al asumir su  tenso carácter dual de utopía y crudeza política.
Es cierto, dije que hablaré de Julio Antonio Fernández Estrada, pero es que hacerlo, aquí y ahora, implica hablar sobre el socialismo.
La política, más bien los muchos términos en que se manifiesta, requiere de adjetivos que la contextualicen, la maticen, la especifiquen.
El socialismo, grueso término de la política actual, requiere, entonces, de permanente adjetivación. Esta es una de las atenciones más interesantes que presta Julio Antonio a este asunto. Seguir leyendo «Hablaré de Julio Antonio Fernández Estrada»