Por Julio César Guanche
En febrero de 1870, en el Parque Isabel II, actual Parque Central de La Habana, fue asesinado, de modo que debió ser un linchamiento, el estadunidense Isaac Greenwald. Dos de los tres amigos suyos que caminaban junto a él fueron heridos de gravedad. El canario Eugenio Zamora se insultó con Greenwald por lucir una corbata de color azul. Zamora pertenecía a la sexta compañía del batallón de voluntarios.1
El suceso fue parte de otros casos de violencia política que llevaron a la muerte a unas diez personas por esos días, linchados en plena vía pública, muy lejos del campo insurrecto. No todos los muertos tenían vínculos con el independentismo cubano.
Uno de los asesinados, Luis Luna y Parra, fue agredido, primero, a machetín por un cabo de Voluntarios. Pudo escapar a duras penas. A poco, S. Pedro Covadonga, un asturiano enardecido por los gritos de “¡mátenlo! ¡mátenlo! ¡maten a ese mambí, insurrecto, traidor a la Patria!”, le propinó tantas puñaladas que se hirió su propia mano. Finalmente, fue rematado por Casimiro, otro voluntario. Ya muerto, su cuerpo recibió una puñalada en el pecho, cuatro tiros y muchos bayonetazos. La secuencia de su muerte implicó a unos treinta voluntarios.
El registro del cadáver del joven Luna mostró estas posesiones en sus bolsillos: un billete de cien pesos, otro de veinte y cinco, un doblón de a cuatro, ocho reales en plata y un par de “areticos”, además de joyas de uso personal: reloj, leontina, sortija, alfiler de pecho y gemelos y sombrero de jipijapa. Según la prensa, el joven era de “buena familia”. No se mencionaron lazos con los “laborantes”. Es probable, puedo imaginar, que al momento de ser masacrado estuviese por cortejar a una muchacha, por los “areticos” que llevaba.
El detonante de tales hechos fue el arribo a La Habana del cadáver, envuelto en hielo, del asturiano Gonzalo Castañón, abogado, periodista y coronel de Voluntarios, muerto en Cayo Hueso tras duelo irregular con un patriota cubano. Los nombres de las personas asesinadas entonces son tan desconocidos hoy como lo es el del causante directo de la muerte de Castañón, el cubano Mateo Orozco.2 Seguir leyendo «Cosida a mano por todos los cubanos. Cosida a mano por todos los cubanos Una crónica del patriotismo revolucionario en Cuba, y su emigración»
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