The absolution of Evaristo Estenoz: two conflicting documents in the history of Cuba

Evaristo Estenoz

By Julio César Guanche

In 1910, the Cuban Congress passed an Amendment to the Electoral Law, presented by Liberal Party Senator Martin Morúa Delgado, which prohibited the existence of racially-determined political parties. In exchange, the Enmienda Morúa, or Morúa Amendment (MA) allowed political alliances, as long as they represented multiple class and racial interests.

The MA was resisted by the sector that created in 1908 the Independent Colored Grouping—christened in 1910 as the Independent Party of Color (IPC)—because in fact, despite being an interracial party, it was prohibited from intervening in national politics.

Two years later, its armed protest against the MA was drowned in blood in what has been the largest massacre inflicted by the Cuban State since its founding as a Republic in 1902, with estimates of between 500 and 5,000 dead, or more.

According to the most accessible interpretation of the MA, the Black and mixed-race electorate, between 30% and 43% of the total, could vote for the IPC, thus depriving the liberal and conservative parties of these voters and of the consumer networks established with this sector.

On the other hand, the legitimacy of the IPC uprising is a historiographical case that has been discussed extensively, especially in the last decade, in the context of the rise of anti-racist debate and activism on the island. Currently, it is a central topic in Cuban historiography, which has produced very heated debates.

A part of the studies on the uprising have been loyal to the thesis with which the protest was judged at the time: they accuse the IPC of having made strategic errors, not having established alliances with other popular sectors, concentrating exclusively on the abolition of the MA, and miscalculating the national political playing field at the time it launched its armed protest, so that the reaction to it, on the part of white, mixed-race, and Black sectors, would have compromised the space of the anti-racist struggle in the future.

For that reason, interpretations of the protest have concluded that the uprising would have provoked a “fratricidal war,” an “error” on the part of the IPC which threatened “national unity,” and which opened the door to U.S. intervention.[1]

In this regard, a letter, supposedly signed by Evaristo Estenoz, one of the leaders of the IPC, dated June 15, 1912—12 days before his assassination, in conditions of great isolation and persecution—has served as proof of such intention.

In no case has any information been provided, as far as I know, that contradicts the veracity of that letter. I do that here. My finding is that primary sources from 1912, hitherto under-explored, show consensus in considering that letter as forged.

In addition, I draw attention to a document from Estenoz’s papers, undiscussed until this moment, which I suggest should be considered Estenoz’s “political testament” as part of the need to establish new recollection politics regarding the IPC.

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Vindicación de Evaristo Estenoz: dos documentos encontrados en la historia de Cuba*

Evaristo Estenoz

Por Julio César Guanche

En 1910 el Congreso cubano aprobó una Enmienda a la Ley Electoral, presentada por el senador por el Partido Liberal Martín Morúa Delgado, que prohibía la existencia de partidos políticos nucleados en torno a la raza. A cambio, la Enmienda Morúa (EM) permitía agrupaciones políticas, en tanto representaran intereses múltiples de clase.

La EM fue resistida por el sector que creó en 1908 la Agrupación Independiente de Color—bautizada en 1910 como Partido Independiente de Color (PIC)—pues en los hechos—a pesar de ser un partido interracial—le prohibía intervenir en la política nacional.

Dos años después, su protesta armada contra la EM fue ahogada en sangre, en lo que ha sido la mayor masacre infligida por el Estado cubano desde su fundación republicana en 1902, con estimados de entre 500 y 5 mil muertos, o más.

Según la interpretación más socorrida de la EM, el electorado negro y mulato, entre 30% y 43% del total, podría votar por el PIC, por lo que los partidos liberal y conservador se verían privados de esos votantes y de las redes clientelares establecidas con ese sector.

Por otra parte, la legitimidad del levantamiento del PIC es un caso historiográfico tratado con gran profusión, sobre todo en la última década, en el contexto de ascenso del debate y el activismo antirracista en la Isla. Actualmente, es un tema central en la historiografía cubana, que ha producido muy enconados debates.

Una parte de los estudios sobre el levantamiento han mantenido lealtad a las tesis con que se juzgó la protesta en su momento: le incriminan al PIC haber sostenido errores de estrategia, no haber establecido alianzas con otros sectores populares, concentrarse exclusivamente en la abolición de la EM, y calcular mal el campo político nacional a la hora de lanzar su protesta armada, de modo que la reacción ante ella, por parte de sectores blancos, mulatos y negros, habría comprometido hacia el futuro el espacio de la lucha antirracista.

Por ese lugar, interpretaciones sobre la protesta han concluido que el levantamiento habría provocado una “guerra fratricida”, un “error” por parte del PIC que amenazaba la “unidad nacional”, y que abría la puerta a la intervención norteamericana.[1]

En ello, una carta, supuestamente firmada por Evaristo Estenoz, uno de los líderes del PIC, fechada en 15 de junio de 1912—12 días antes de su asesinato, en condiciones de gran aislamiento y persecución—ha servido como prueba de tal intención.

En caso alguno se ha aportado, hasta donde conozco, información que contradiga la veracidad de dicha carta. Es lo que hago aquí. Mi hallazgo es que fuentes primarias de 1912, hasta ahora inexploradas, muestran consenso en considerar esa carta como apócrifa.

Además, recupero un documento, bastante desconocido hasta hoy, que sugiero considerar como el “testamento político” de Estenoz, como parte de la necesidad de encarar nuevas políticas de la memoria en torno al PIC.

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Vindicación de Evaristo Estenoz

Evaristo Estenoz

No existen pruebas de que la carta que habría probado el pedido de intervención estadunidense, sea legítima.

Por Julio César Guanche

A Evaristo Estenoz, mártir de la patria cubana, y a Vicenta, su esposa, “valor amiga mía, que el triunfo será recompensa”.1

Una carta, supuestamente firmada por Evaristo Estenoz, uno de los líderes del Partido Independiente de Color, fechada en 15 de junio de 1912 (12 días antes de su asesinato, en condiciones de gran aislamiento y persecución), ha servido para afirmar que “los Independientes de Color habían apostado por Washington”2, y ha sido tomada como muestra de “sus ideas sobre la insurrección y lo que deseaban de los americanos.”3

Los investigadores que han citado la carta, como Rolando Rodríguez y Rafael Fermoselle, lo han hecho desde su copia en National Archives, en los Estados Unidos. En caso alguno, se ha aportado, hasta donde conozco, información que contradiga su veracidad.

Es lo que hago aquí. Reproduzco, por primera vez en Cuba desde 1912, un intercambio cruzado de prensa —de diversa filiación política en ese contexto—, y de material de archivo. El cotejo de esas fuentes muestra consenso en considerar esa carta como apócrifa, esto es, “que no es auténtica o no es obra de la persona a la que se atribuye”.

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Una profecía fatal. Un documento sobre la Enmienda Morúa

 

Por Loreto Raúl Ramos Cárdenas

El período de tiempo transcurrido entre la fundación del Partido Independiente de Color (PIC) y el de su trágica desaparición, estuvo marcado por una serie de acontecimientos, dignos de un análisis esclarecedor por parte de los historiadores que contribuya a rescatar del olvido una página lamentable de la historia nacional: la masacre de los independientes de color en 1912.

Como una modesta contribución a tal empeño, ponemos a disposición de los lectores el texto de la intervención del senador Cristóbal de Laguardia, pronunciada el 11 de Febrero de 1910, durante una de las sesiones del senado cubano. En ella, el senador explicaba su voto negativo a una Enmienda al artículo 17 de la Ley Electoral, presentada en esa jornada por el senador negro Martín Morúa Delgado y apoyada también por el legislador Antonio Gonzalo Pérez, que trataba de impedir la participación en las elecciones de ese año –y en general en la vida política del país– a los partidos formados por individuos de una sola raza.

La llamada “Enmienda Morúa” provocó un interesante intercambio entre este legislador, por una parte, Salvador Cisneros Betancourt y el propio de Laguardia, por la otra, quienes alzaron su voz en defensa de los derechos constitucionales que avalaban la existencia del PIC.[1] Seguir leyendo «Una profecía fatal. Un documento sobre la Enmienda Morúa»

Du Bois y Cuba: Conexiones históricas en el Sur Global

W.E.B. Du Bois

Por Jorge Daniel Vásquez

El propósito de esta intervención es presentar lo que considero algunas bases para el análisis del pensamiento del intelectual del afroamericano W.E.B. Du Bois (1868-1963) dentro de una sociología histórica del Sur Global, a partir de su conexión con el debate sobre el lugar de la raza en la construcción de proyectos de modernidad.

El enfoque en Cuba no es neutral dado que jugó un rol especial no sólo por sus múltiples conexiones con el socialismo en Europa y Estados Unidos, sino por el lugar de la lucha anti-racista en la construcción del republicanismo en el Caribe. En el estudio de la relación Du Bois-Cuba identifico dos espacios. El primero tiene como material de análisis la correspondencia que Du Bois mantuvo con intelectuales cubanos entre 1931 y 1956 a fin de recrear las conexiones de Du Bois con América Latina. El segundo consiste en el establecimiento de los puntos de mutuo fortalecimiento, así como la diferencia contextualizada, del lugar del anti-racismo en la crítica a los proyectos nacionales en Estados Unidos y Cuba, representados en Du Bois y en intelectuales cubanos como Gustavo Urrutia, Alberto Arredondo y Fernando Ortiz.

Gustavo Urrutia mantuvo la columna de opinión “Ideales de una raza” en el influyente periódico “Diario de La Marina” y cubrió (entre 1928 y 1931) tópicos que invitaban al análisis del racismo, el colonialismo y la desigualdad en Cuba (Fernández Robaina, 1992).

La conexión entre Urrutia y Du Bois se dio inicialmente por la publicación de varios escritos de Urrutia en la revista “The Crisis” (dirigida por Du Bois desde 1910). El contacto de Urrutia con “The Crisis” tuvo lugar debido a las publicaciones que Langston Hughes y William Pickes le invitaran a hacer para la revista de la cual Du Bois era editor. Un encuentro significativo se dio por la publicación de la respuesta de Urrutia a la situación descrita por la educadora y activista por los derechos civiles, Mary McLeod Bethune en Diciembre de 1930 en la misma revista (Vol. 17, No. 12). La carta abierta de Bethune (fundadora, y entonces ex-presidenta de la National Association of Colored Women) dirigida a Urrutia, describía la discriminación racial sufrida ante las autoridades portuarias en su arribo a Cuba. Bethune vio negada su entrada al país y sólo fue admitida después de contactar la embajada americana. Seguir leyendo «Du Bois y Cuba: Conexiones históricas en el Sur Global»

Nación e integración en los albores del siglo XX cubano: una mirada desde Previsión

José Rosario y Liborio. Previsión.30 de marzo de 1910

 

Por Loreto Raúl Ramos Cárdenas

“El Partido Independiente de Color, hoy prepotente desde Oriente a Occidente, llama a su seno a todos los hombres sin distinción de razas para terminar con la obra redentora del inmortal Martí: la República con todos y para el bien de todos. El PIC nace a la vida pública para hacer Patria, para que los derechos del ciudadano sean libres, para anular la dictadura gubernamental y para que todas las clases sociales tengan su legítima representación en el país”

Julián Valdés Sierra “La República y los cubanos de color”

Previsión, Septiembre 15 de 1908

 

El artículo que a continuación reproducimos se enmarca en el breve pero intenso período de tiempo en que quedó grabado para la historia de Cuba el proyecto político del Partido Independiente de Color (PIC).

Redactado en un lenguaje asequible y a la vez comprometedor, su autor, el Teniente Coronel del Ejército Libertador Julián Valdés Sierra[1] —combatiente de la tropa del Lugarteniente General Antonio Maceo y con posterioridad dirigente de los Independientes de color— asume desde la perspectiva de la ficción y la caricatura la defensa de los hombres de piel oscura, como se conoce, olvidados y sumidos en el anonimato tras el fin de una guerra que dejó como herencia una República distante a la del proyecto esbozado por el genio político de José Martí.

La propuesta de Valdés Sierra, titulada “Una presentación importante”, muestra por primera vez en el periódico Previsión[2] la caricatura del negro José Rosario, personaje ficticio creado por la redacción de este órgano con el propósito de “emparejar” la imagen del cubano, en comparación con la que mostraban otros medios como el Diario de la Marina, El Liberal o El Triunfo, pero en especial La Política Cómica.

Esta publicación semanal de carácter satírico, fundada en 1905, fue la que popularizó el personaje de Liborio como representación del cubano sencillo y pobre que reaccionaba con sarcasmo sui generis a la explotación y arbitrariedades de sus gobernantes.

Como podrá advertir el lector, el intercambio entre Liborio y José Rosario hace referencia entre otros asuntos, a la conspiración del negro liberto José Antonio Aponte[3] en el año 1812 y al proceso judicial conocido como “La Escalera” en el año 1844, eventos que dejaran una impresionante secuela de crímenes contra negros esclavos y libres en toda la isla. Los hechos quedarían grabados en la historia nacional como muestras del más bárbaro racismo que caracterizó el período colonial. Seguir leyendo «Nación e integración en los albores del siglo XX cubano: una mirada desde Previsión»

José Miguel Gómez: ¿la restauración?*

Momento de la inauguración del Monumento a José Miguel Gómez., 1936 (Fragmento de la foto original)

 

Por Arturo Arango

 

Quiero dejar ante todo constancia de mi respeto ante la obra magnífica que está cumpliendo la Oficina del Historiador de la Ciudad, dirigida por Eusebio Leal, en la salvación, más que restauración, de La Habana. Si escribo estas cuartillas sobre la restitución de la estatua de José Miguel Gómez al monumento que corona la calle G, es porque estoy convencido de que ese acto implica ideas que necesitan la prueba del debate.

 

¿Qué significa esa restitución? es la pregunta que me repito desde que ayer (literalmente ayer, 22 de junio de 1999) vi por primera vez en bronce la figura del segundo presidente de la República. Doy por descontado que no se trata de salvar una pieza valiosa de la monumentaria cubana: desde su construcción hasta hoy, esta obra de Giovanni Niccolini no ha merecido más que denuestos, y la estatua añade nada, en sentido alguno, a su desvalorización.

Una ciudad, se sabe, es un cuerpo mutante, y sus transformaciones suelen relacionarse con los avatares de la historia. Seguir leyendo «José Miguel Gómez: ¿la restauración?*»

El Banquete del 12 o las paradojas de la historia… El festejo del triunfo contra el Partido Independiente de Color

Por Loreto Raúl Ramos Cárdenas

 

 “Ningún sitio como este, frente a la estatua de Martí, para honrar al valeroso Ejército Cubano, que fue a Oriente contra una salvaje intentona que pretendió torpemente sustituir, con un símbolo bastardo, la hermosa bandera en cuyo triángulo luce como un resumen de nuestros ideales, la blanca estrella solitaria…” Mario García Kholy, Secretario de Instrucción Pública.

 

En la tarde del 27 de julio de 1912, hace 108 años, tuvo lugar en el Parque Central de la Habana uno de los acontecimientos más bochornosos y tristes de la historia republicana cubana.

Con la presencia de más de tres mil soldados y jefes del Ejército y la Guardia Rural, así como altos dignatarios de la nación y público que merodeaba los alrededores, se celebró y brindó por la “victoria” contra una “salvaje intentona racista”, tal como reflejan las palabras que encabezan este artículo, proferidas por uno de los oradores en el banquete.

Esta jornada era el colofón de una serie de festejos, acaecidos con anterioridad en la ciudad de Santiago de Cuba en homenaje a los represores de la protesta armada del Partido Independiente Color.

Unas jornadas antes —el día 18—  había sido abatido en el cafetal Nueva Escocia, lugar cercano a El Caney, en Santiago de Cuba, el segundo jefe de aquella protesta y antiguo general del Ejército Libertador Pedro Ivonnet, subordinado del Lugarteniente General Antonio Maceo y militar de su entera confianza, con quien realizara la famosa invasión de Oriente a Occidente durante la última etapa del proceso independentista cubano.[1]

De manera que aquella celebración adquiría mayor relevancia, pues con la eliminación del famoso guerrero el Ejército reafirmaba su “eficacia” al constituirse en “salvador de la nacionalidad cubana” junto a la Guardia Rural y los Cuerpos de Voluntarios, constituidos entre la población en apoyo a la represión.

Vale destacar que al frente de esta última fuerza estuvo el Coronel Manuel Piedra Martell, compañero de armas de Ivonnet en la campaña de Pinar del Río durante la pasada guerra. Ahora, en las tristes jornadas del verano de 1912, bajo su jefatura, fueron múltiples las denuncias por asesinatos y excesos de sus voluntarios contra la población negra oriental.

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Así protestaba Evaristo

Hoja de licenciamiento del Ejército Libertador de Evaristo Estenoz (Fragmento de la imagen original)

 

Loreto Raúl Ramos Cárdenas

Una de las tantas decepciones sufridas por el pueblo cubano tras el fin de la guerra de independencia contra el poderío colonial español e inicio de la primera República en 1902, estuvo relacionada con el controvertido “pago de haberes” a los miembros del antiguo Ejército Libertador.

Concebida por el gobierno de entonces bajo el mandato del Presidente Tomás Estrada Palma, mediante la concertación de un empréstito por $35 millones de dólares con la casa bancaria norteamericana Speyer & Co. en el año 1904, esta supuesta “recompensa monetaria” a los aguerridos sobrevivientes de la guerra pasada estuvo plagada de un sinfín de irregularidades y omisiones escandalosas, cuyos pormenores serían objeto de una larga investigación.[1]

El caso que nos ocupa aquí se relaciona con el Capitán de dicho Ejército y posterior figura cimera del Partido Independiente de Color Evaristo Estenoz Corominas. Seguir leyendo «Así protestaba Evaristo»

“Un movimiento y unas ideas que fueron sometidos al más riguroso olvido”

Programa del Partido Independiente de Color. (Fragmento)

 

(Prólogo a Apuntes cronológicos sobre el Partido Independiente de Color)

Por Fernando Martínez Heredia

Estos Apuntes cronológicos sobre el Partido Independiente de Color ponen en nuestras manos un instrumento nuevo y un aporte notable en el largo camino de los estudios sobre las cuestiones de raza y racismo en Cuba.

Un equipo de investigación del Archivo Nacional de Cuba, dirigido por Bárbara Danzie León, nos ofrece el resultado de un prolongado y difícil trabajo de búsquedas y localizaciones pacientes en doce de las colecciones que guarda esa institución que atesora fondos de una importancia crucial para los especialistas, pero es casi desconocida a nivel de la sociedad cubana.

El equipo utilizó también un fondo del Archivo del Instituto de Historia de Cuba. Seleccionó tres publicaciones periódicas de la época estudiada y las trabajó, con la colaboración de tres hemerotecas principales de esta capital. El texto que leerán es el fruto de ese trabajo y de las inferencias, selecciones y comentarios de los investigadores; al mismo tiempo, constituye un buen ejemplo de cómo la tenacidad y la laboriosidad pueden enfrentar y vencer obstáculos e incomprensiones.

El trabajo con fuentes es fundamental en la investigación histórica, pero el análisis y las demás labores intelectuales y de exposición realizadas por el investigador son indispensables para que exista un logro válido. Apuntes cronológicos sobre el Partido Independiente de Color cumple ampliamente ambos requisitos.

Su asunto es la organización política fundada en 1908, el intento de un conjunto de activistas sociales y sus seguidores de utilizar el sistema político y la libertad de expresión de la primera república cubana —la que va del 20 de mayo de 1902 a la Revolución del 30— para llevar adelante su lucha contra el racismo antinegro y por demandas de derechos y mejoras de la situación en que vivían los no blancos.

Aquella organización fue calumniada, perseguida, aislada y finalmente aniquilada por el gigantesco crimen del verano de 1912. Seguir leyendo «“Un movimiento y unas ideas que fueron sometidos al más riguroso olvido”»