Aunque haya pasado cierto tiempo de la medida-úkase que cerró los cines en 3D manejados por particulares en Cuba, confío en el valor de la memoria y en la utilidad de recordarnos que Cuba no es un “país de poca memoria”. Por ello, reproduzco ahora estos trabajos.
Mis puntos de vista en 3D
Por Ulises Aquino
Asumir la forma en que nuestro Estado actúa, sin tener en cuenta nuestras necesidades y aspiraciones, nos coloca en una posición peligrosamente arcaica y olvidadiza.
Para él (el estado), aceptar y promover el trabajo por cuenta propia hoy, no es resultado del éxito de la Empresa estatal socialista, ni una reformulación de sus esquemas para lograr mejores rendimientos y productividad, sino, y por el contrario, la única vía visible para descargarse del inmenso peso económico que voluntariamente se echó encima y nos obligó a acatar, con cargas ya imposibles de sostener dadas las condiciones objetivas que rigen la economía mundial, y el séquito de problemas que nos acompañan desde hace años.
Como siempre, los errores y fracasos vienen a parar a nosotros, nos responsabilizaron por lo negativo de los resultados. (Recordemos el Editorial de Granma donde nos señalaban como pichones con el pico abierto).
Viví la experiencia como trabajador por cuenta propia. Con licencias solicitadas y entregadas por las autoridades competentes, y en el momento de retirármelas, no importaron la inversión, ni los gastos, ni el esfuerzo. Ni se buscaron alternativas. Simplemente me fueron retiradas sin derecho a reclamar nada. Tal es así, que hasta el día de hoy no me han sido devueltas, ni ha existido una explicación por parte de los organismos involucrados en este hecho, a pesar de haber escrito innumerables cartas a todos los estamentos del Estado, y del Gobierno.
Traducido este asunto al lenguaje popular quiere decir, que los encargados de autorizar, cerrar, negar, prohibir, cuando actúan con la convicción de estar “haciendo lo correcto”, basta con su intención, aunque en la práctica violen Leyes y Resoluciones hechas por ellos mismos, incluso violando hasta nuestra Constitución, sin importar si con ello, dan un paso atrás, o saltan muchos metros a la inversa. Todo depende del nivel o rango del funcionario interesado, en mi caso parece ser uno, o una, más importante que las Leyes y que los derechos ciudadanos.
Lo que queda muy claro, es que no existe una verdadera voluntad de cambio de mentalidad, ni mucho menos el deseo de buscar nuevas fórmulas que nos conduzcan al bienestar, o al menos a paliar el desencanto diario ante problemáticas fáciles de resolver. Ligado esto a la incapacidad probada de las estructuras construidas, de las cuales el propio Estado no encuentra como zafarse, solo pensando en aligerar su carga, acude a 200 formas autorizadas del trabajo por cuenta propia, que representan muy poco, o nada, por su impacto macroeconómico, pues se trata de timbirichis y semiempresas con niveles de impuestos y de obligaciones, cuyos ingresos y beneficios, no alcanzan para desarrollarse ni incrementar la calidad de los servicios que ofertan, por lo que para lograr resultados están obligadas a transitar no pocas veces por el mercado negro, o por otras vías nada ortodoxas. Esto lo conoce el estado, lo sabe, lo acepta, ya que es casi imposible para cualquier negocio subsistir y generar beneficios con los precios obligados a los que vende el estado.
La figura del cuentapropista está diseñada para los empleos que nadie quiere realizar para el estado, por su baja remuneración, u otros en los que el estado no ha logrado dar pie con bola desde hace cincuenta años.
La liberación del trabajo por cuenta propia para el trabajo profesional, ya es otra cosa, los profesionales estarán obligados a trabajar para la Empresa estatal, a recibir salarios con los que no se puede sostener una familia no se sabe hasta cuándo, pues no tenemos información de cuál es, o será, el Proyecto de país que pretenden construir, para el que dicho sea de paso, no hemos sido convocados a opinar, con lo que se infiere que nuestra opinión tal y como en el caso del retiro de licencias para los cines 3D, y las otras licencias, pasos hacia atrás, o hacia delante, nuestro criterio huelga.
Es suficiente el criterio y el juicio de un viceministro de Cultura, para determinar que es banal, y que no lo es, es suficiente para que corran a cerrarle los negocios a quienes invirtieron recursos y medios sin derecho a exigir indemnización alguna contra quienes entregaron las licencias para ejercerlo.
El momento es el de liberar el trabajo honrado, de quien sea capaz y arriesgue su tiempo y sus conocimientos por su cuenta, pues siempre tendrá un impacto social trascendente, del cual, el estado también se beneficiará. Atando a los profesionales en los que tantos medios, recursos y dinero, nuestro pueblo invirtió, no vamos a ninguna parte, llegado ese momento cumplirían un rol no solo socializador trabajando por su propia cuenta, sino tributando al estado, por tanto al pueblo, no solo con sus impuestos, sino con importantísimas obras que hoy, resultan imposible lograrse en las estructuras estatales, en los que la práctica histórica ha demostrado incapacidad para llevarlas a buen puerto. Seguir leyendo «Tres opiniones sobre el cierre de los cines en 3D» →
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