Espacios y límites en el sistema político cubano: A propósito de un libro de Juan Valdés Paz

El espacio y el limite
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Por Ailynn Torres Santana

El espacio y el límite. Estudios sobre el sistema político cubano es el título del libro de Juan Valdés Paz publicado por el Instituto Cubano de Investigación Cultural Juan Marinello y por Ruth Casa Editorial en 2009. En él se recogen un grupo de ensayos, escritos en un período de casi quince años, que abordan problemáticas de la sociedad y el Estado cubano a través del estudio del sistema político.

Con este libro el autor no solo nos muestra un tipo de análisis poco acostumbrado por su claridad y sentido crítico, sino que incita a sus lectores/as a la creación, a la transformación; también por eso Valdés Paz es, con El espacio y el límite, un educador en lo que le significa la educación liberadora, que necesita, busca, la comunión del aprendizaje.

Tal es así que el libro comienza con un texto sobre las Ciencias Políticas, como campo de conocimiento y sobre todo como disciplina. La madurez de las Ciencias Políticas – dice el autor – debe medirse de acuerdo a su aplicación a la realidad (Valdés, 2009:9). Con esto no solo declara desde el inicio el compromiso que caracteriza el libro, sino que presenta también lo que considero su guía y énfasis central: el análisis de lo «realmente existente». Esta expresión la encontraremos, no por gusto, en reiteradas ocasiones. En ella se resume el objetivo principal del volumen: contribuir a la transformación de la realidad, a la construcción y perfeccionamiento de un proyecto social con sentido y práctica socialistas.

Con este fin, el autor presenta una agenda de temas pendientes para las Ciencias Políticas cubanas, que es, en definitiva, para la política práctica en Cuba, a saber: el ambiente del sistema político cubano; la relación entre el cambio de la vida, la estructura social y el nuevo orden político; la relación entre el sistema político cubano y el resto de los sistemas sociales; los fundamentos teóricos e ideológicos del sistema político; sus componentes; la gobernabilidad; la legitimidad; el orden institucional y las instituciones, entre otros muchos que, declarada o implícitamente, dejan verse en los análisis que hace. Seguir leyendo «Espacios y límites en el sistema político cubano: A propósito de un libro de Juan Valdés Paz»

Tres opiniones sobre el cierre de los cines en 3D

Aunque haya pasado cierto tiempo de la medida-úkase que cerró los cines en 3D manejados por particulares en Cuba, confío en el valor de la memoria y en la utilidad de recordarnos que Cuba no es un “país de poca memoria”. Por ello, reproduzco ahora estos trabajos.

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Mis puntos de vista en 3D

Por Ulises Aquino

 Asumir la forma en que nuestro Estado actúa, sin tener en cuenta nuestras necesidades y aspiraciones, nos coloca en una posición peligrosamente arcaica y olvidadiza.

Para él (el estado), aceptar y promover el trabajo por cuenta propia hoy, no es resultado del éxito de la Empresa estatal socialista, ni una reformulación de sus esquemas para lograr mejores rendimientos y productividad, sino, y por el contrario, la única vía visible para descargarse del inmenso peso económico que voluntariamente se echó encima y nos obligó a acatar, con cargas ya imposibles de sostener dadas las condiciones objetivas que rigen la economía mundial, y el séquito de problemas que nos acompañan desde hace años.

Como siempre, los errores y fracasos vienen a parar a nosotros, nos responsabilizaron por lo negativo de los resultados. (Recordemos el Editorial de Granma donde nos señalaban como pichones con el pico abierto).

Viví la experiencia como trabajador por cuenta propia. Con licencias solicitadas y entregadas por las autoridades competentes, y en el momento de retirármelas, no importaron la inversión, ni los gastos, ni el esfuerzo. Ni se buscaron alternativas. Simplemente me fueron retiradas sin derecho a reclamar nada. Tal es así, que hasta el día de hoy no me han sido devueltas, ni ha existido una explicación por parte de los organismos involucrados en este hecho, a pesar de haber escrito innumerables cartas a todos los estamentos del Estado, y del Gobierno.

Traducido este asunto al lenguaje popular quiere decir, que los encargados de autorizar, cerrar, negar, prohibir, cuando actúan con la convicción de estar “haciendo lo correcto”, basta con su intención, aunque en la práctica violen Leyes y Resoluciones hechas por ellos mismos, incluso violando hasta nuestra Constitución, sin importar si con ello, dan un paso atrás, o saltan muchos metros a la inversa. Todo depende del nivel o rango del funcionario interesado, en mi caso parece ser uno, o una, más importante que las Leyes y que los derechos ciudadanos.

Lo que queda muy claro, es que no existe una verdadera voluntad de cambio de mentalidad, ni mucho menos el deseo de buscar nuevas fórmulas que nos conduzcan al bienestar, o al menos a paliar el desencanto diario ante problemáticas fáciles de resolver. Ligado esto a la incapacidad probada de las estructuras construidas, de las cuales el propio Estado no encuentra como zafarse, solo pensando en aligerar su carga, acude a 200 formas autorizadas del trabajo por cuenta propia, que representan muy poco, o nada, por su impacto macroeconómico, pues se trata de timbirichis y semiempresas con niveles de impuestos y de obligaciones, cuyos ingresos y beneficios, no alcanzan para desarrollarse ni incrementar la calidad de los servicios que ofertan, por lo que para lograr resultados están obligadas a transitar no pocas veces por el mercado negro, o por otras vías nada ortodoxas. Esto lo conoce el estado, lo sabe, lo acepta, ya que es casi imposible para cualquier negocio subsistir y generar beneficios con los precios obligados a los que vende el estado.

La figura del cuentapropista está diseñada para los empleos que nadie quiere realizar para el estado, por su baja remuneración, u otros en los que el estado no ha logrado dar pie con bola desde hace cincuenta años.

La liberación del trabajo por cuenta propia para el trabajo profesional, ya es otra cosa, los profesionales estarán obligados a trabajar para la Empresa estatal, a recibir salarios con los que no se puede sostener una familia no se sabe hasta cuándo, pues no tenemos información de cuál es, o será, el Proyecto de país que pretenden construir, para el que dicho sea de paso, no hemos sido convocados a opinar, con lo que se infiere que nuestra opinión tal y como en el caso del retiro de licencias para los cines 3D, y las otras licencias, pasos hacia atrás, o hacia delante, nuestro criterio huelga.

Es suficiente el criterio y el juicio de un viceministro de Cultura, para determinar que es banal, y que no lo es, es suficiente para que corran a cerrarle los negocios a quienes invirtieron recursos y medios sin derecho a exigir indemnización alguna contra quienes entregaron las licencias para ejercerlo.

El momento es el de liberar el trabajo honrado, de quien sea capaz y arriesgue su tiempo y sus conocimientos por su cuenta, pues siempre tendrá un impacto social trascendente, del cual, el estado también se beneficiará. Atando a los profesionales en los que tantos medios, recursos y dinero, nuestro pueblo invirtió, no vamos a ninguna parte, llegado ese momento cumplirían un rol no solo socializador trabajando por su propia cuenta, sino tributando al estado, por tanto al pueblo, no solo con sus impuestos, sino con importantísimas obras que hoy, resultan imposible lograrse en las estructuras estatales, en los que la práctica histórica ha demostrado incapacidad para llevarlas a buen puerto. Seguir leyendo «Tres opiniones sobre el cierre de los cines en 3D»

La Hidra de la Revolución. Marineros, esclavos y campesinos en la historia oculta del Atlántico.

La hidra de la revolución

descargar aqui completo La Hidra de la revolucion en pdf

Peter Linebaugh y Marcus Rediker. Crítica, Barcelona, 2005

Por: Luis Ervin Prado Arellano

El libro es un estudio galardonado con el premio de la “International labor association, book prize”, desarrollado por dos historiadores que tienen ya una trayectoria investigativa, que a mi modo de ver se inscriben en aquellos campos que la historiografía marxista británica promovió a partir de las reflexiones que surgieron con un dialogo abierto con la antropología y la teoría marxista, principalmente. En este sentido los autores retoman y se alimentan de los trabajos de los historiadores clásicos que dicha escuela elaboraron. Pero en este trabajo, los problemas que la escuela marxista británica gestó y promovió, les hacen un nuevo tratamiento, en tanto rompen los marcos nacionales en los cuales se inscribieron. No debemos olvidar que las reflexiones que hicieron historiadores de la talla de Edward Palmer Thompson, Christopher Hill y Rodney Hilton, sobre las resistencias campesinas, las tradiciones disidentes, las ideologías radicales populares, los conflictos y movimientos de sociales, se inscribieron en las trayectorias de los Estados Nacionales, con mayor énfasis en el caso inglés, siendo tal vez la notable excepción George Rudé, quien buscó más allá de la islas británicas esos rostros de la multitud, esas ideologías populares, que tanto lo obsesionaron, y lo llevaron a Francia y Australia.

La Hidra de la revolución” de Peter Linebaugh y Marcus Rediker, tiene por lo tanto un espacio geográfico distinto, en que lo nacional se desvanece, al privilegiar un marco de análisis más amplio: el Atlántico, que con su sistema de corrientes marinas y vientos, crean una serie de flujos y contra- flujos, que les sirven para mostrar cómo la experiencia Atlántica es central para explicar una serie de experiencias comunes a todos aquellos hombres que vivieron en la cuenca del atlántico de los siglo XVI I al XI X. Experiencias comunes como la expropiación, la bú squeda de sociedades alternativas, la cooperación y resistencia, todo esto atravesado por la constante de unos hombres por promover la disciplina de clase de interés capitalista. S obre esto tres ejes se desenvuelven los nueves capítulos y la conclusión final del texto ( que se encuentran sugestivamente titulados, por unos autores que muestran una sensibilidad por la temática estudiada y una fuerte influencia por la literatura del periodo, en la… ) , que se encuentran atravesados por el proceso de construcción del capitalismo en la cuenca del Atlántico. Seguir leyendo «La Hidra de la Revolución. Marineros, esclavos y campesinos en la historia oculta del Atlántico.»

Traducir a Gramsci: un libro de Jorge Luis Acanda

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Por Jorge Luis Acanda González

“El libro tiene como base el presupuesto de que no es posible hallar una correspondencia uno a uno entre todas las palabras de dos lenguas diferentes. Por esta razón, para poder traducir de una lengua a otra, y lograr no una exactitud, que sería irrealizable, sino una máxima coincidencia en lo más pertinente de los dos textos (original y traducción) es necesario restablecer en lo factible elementos del acto comunicativo original. En consecuencia, la propuesta de Acanda resulta una reconstrucción contextual que acerca al lector a las circunstancias de Antonio Gramsci, en aras de una comprensión más precisa de su obra, comprensión contra la cual antológicamente han conspirado la extrapolación o el desconocimiento del contexto, sumados a la oscuridad propia de los escritos clandestinos».

descargue aqui Traducir a Gramsci por capítulos: 1,2,3,4,5,6,7,8,9, 10,11,12

Jorge Luis Acanda González, filósofo y profesor de la Universidad de La Habana, es un reconocido especialista latinoamericano en el campo del pensamiento marxista. Son muy destacables sus contribuciones al estudio de la la obra de Antonio Gramsci. Antes del libro que aquí se ofrece en descarga libre, ha publicado, entre otros, Hegemonía y sociedad civil.

 

De putas y cabrones

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El ‘manifiesto de los cabrones’ incendia el debate de la prostitución

Por: Ana Teruel

El pasado jueves se publicó finalmente el Manifiesto de los 343 cabrones que tanto revuelo ha generado en Francia desde su filtración hace dos semanas y del que se ha hecho eco con estupefacción medio planeta. El texto, titulado No toques a mi puta y en el que los firmantes, entre los cuales periodistas, artistas y escritores, se oponen a la ley que el Parlamento francés se dispone a debatir sobre la penalización de los clientes de prostitución. Más allá de la polémica en su forma, los autores pretenden abrir el debate sobre la prostitución y oponerse a una sociedad demasiada puritana. Para ello es necesario, sin embargo, alejarse de las fantasías y partir de la realidad de la prostitución.

Desde que estalló el escándalo, varios de los rostros más conocidos entre los firmantes han dado marcha atrás o han matizado su implicación. El cómico Nicolas Bedos fue el primero en hacerlo, desentendiéndose en particular de la referencia al manifiesto de las 343 mujeres sobre el aborto publicado en 1971, popularizado por la revista satírica Charlie Hebdo como el manifiesto de las 343 salopes –en su versión femenina, este insulto que en masculino se puede traducir como “cabrón” tiene una connotación más sexual y se podría traducir como “zorra”-. Sobre el fondo, el firmante reitera estar en contra de la criminalización de la prostitución: “Querer prohibir la prostitución me parece tan estúpido como querer  prohibir que llueva”, explicó en su cuenta de Twitter.

La figura más destacable del manifiesto, el escritor Frédéric Beigbeder, quien acaba de relanzar la revista erótica masculina Lui en Francia, aclaró hace unos días su postura en una larga tribuna en Le Monde. En ella rectifica que tampoco estaba al tanto del titular No toques a mi puta, del cual se desmarca, pero asume como propia la comparación con las mujeres de 1971. Responde a la ministra de derechos de la mujer y autora del proyecto de ley a punto de debatirse, Najat Vallaud-Belkcem, quien resumió las críticas al paralelo de forma muy concisa: “Las 343 salopes pedían disponer de su cuerpo, los 343 salauds piden disponer del cuerpo de los otros”

“La fórmula suena bien, pero es doblemente falsa. Nadie reclama el derecho a disponer del cuerpo de otro en una relación consentida entre adultos; se trata de un intercambio tristemente claro (placer contra dinero), cuyo principal defecto es el de no corresponder a la moral republicana”, explica en un texto en el que denuncia una sociedad demasiado puritana para abrir un debate serio sobre la prostitución.

“En 1971, las mujeres que abortaban estaban estigmatizadas, avergonzadas; en 2013, los clientes de las prostitutas están estigmatizados, avergonzados. Ese es el punto común. Proponer una ley para penalizar a los clientes de las prostitutas supone denunciar a personas que se encuentran, nos guste o no, en situación de desamparo y de aislamiento. De lo que nunca se habla es de la miseria sexual”.

Antes de que aclarara de forma tan límpida el fondo de su pensamiento, Morgane Merteuil, secretaria  general del Sindicato de los Trabajadores Sexuales (STRASS), denunciaba en la revista l’Express ya un “discurso antifeminista que quiere hacer creer que sois las pobres víctimas de los progresos feministas: cuando vosotros defendéis vuestra libertad a poder follarnos, nosotras estamos en un punto en el que defendemos nuestro derecho a no palmarla”. Por ello, el sindicato está en contra de la criminalización del cliente, como de cualquier medida represiva en este ámbito, porque considera que “condena a numerosas mujeres a más clandestinidad”. “Como putas nos oponemos a ello”, según denuncia en un texto en el que la emprende contra el paternalismo tanto de los 343 salauds como de los abolicionistas.

“Somos nosotras las putas las que somos estigmatizadas e insultadas a diario, porque vender sus servicios sexuales no se considera como una forma ‘digna’ de sobrevivir. Nosotras, las putas, las que sufrimos a diario los efectos de la represión. Nosotras, las putas, las que arriesgamos nuestra vida, como clandestinas en una sociedad que no hace más que querer abolirnos. Entonces no inviertan los papeles, y dejen de presentarse como víctimas, cuando su posibilidad de ser cliente no es más que una prueba económica y simbólica de la que dispone en esta sociedad patriótica y capitalista”. Seguir leyendo «De putas y cabrones»

Silvio Rodríguez: La única forma de convivir es que nos respetemos

Silvio Rodriguez en un concierto en un barrio habanero

Por Julio César Guanche

Entrevista con Silvio Rodríguez

Silvio Rodríguez, el músico cubano que compuso la banda sonora de una época en América latina, tiene un lugar propio entre los grandes hitos de la cultura contemporánea. En el ambiente político cubano de los 60, siendo él un joven aprendiz de trovador, tenía fama de crítico. Hoy es un hombre maduro que no gusta ya de ofrecer grandes titulares a la prensa. En el lapso de estas décadas, ha compartido la canción de la trova con un género más polémico: la intervención política. Rodríguez hace tiempo sabe qué lugar ocupa y dónde quiere estar. Llega tranquilo a los escenarios, esparce un mazo de canciones insólitas, escucha a las personas pedirle temas que él ya no recuerda y se despide como si los aplausos le produjeran agobio. Quizás sea porque Silvio Rodríguez es un hombre tímido, que alguna vez pensó que podía vivir a solas con su guitarra. Sin embargo, a estas alturas no parece tener predilección por la vida bucólica, profiere todavía algún exabrupto y  no sabemos si se animará a contar aún sus historias no autorizadas. Por lo pronto, aquí asegura que le interesa sobre todo la posibilidad de ser sincero a la hora de hablar sobre política en Cuba.

Después del cierre del programa televisivo Mientras tanto, en el momento en que se forjaba cierto “mito negativo” sobre usted, Alfredo Guevara le llamó al ICAIC. A partir de allí surgiría la experiencia del Grupo de Experimentación Sonora. Imagino que el proyecto exigía coincidencias en valores, pero no unanimidad de criterios políticos para formar parte de esa experiencia. Si es así, ese suceso muestra una búsqueda política de importancia: le decía a los censores que se podía y se debía convivir entre diferencias. El resultado de aquel proyecto ha devenido fundamental para la cultura cubana contemporánea. ¿Cuánto ha cambiado la Cuba de entonces y la de ahora? Pensando en hoy, ¿cuáles cree que son las mejores maneras en que podemos convivir?

Antes de que Alfredo me llamara al ICAIC, debo decir que  Haydée nos abrió las puertas de Casa de las Américas. Por entonces yo estaba tomando conciencia de cómo era “la calle”, ya que desde los 17 hasta los 20 me los pasé en unidades militares. Mis criterios políticos eran revolucionarios, radicales, guevaristas, tercermundistas. Pero la realidad de la vida civil me puso los pies en la tierra con cierta brusquedad, aunque también con su fascinación. Un día eras un recluta del SMO* y al día siguiente estabas cantando ante las cámaras. Unos meses después te podían botar por decir algo que, aunque a ti te pareciera correcto, a otro se le antojaba indebido. Alrededor constantemente había congresos y eventos de cultura, salones de mayo, lo último del cine europeo, premios literarios al que venían grandes escritores. Simultáneamente se lanzaba una “Ofensiva revolucionaria”… El Grupo de Experimentación Sonora fue hijo de aquellos tiempos que a veces titulamos “la barbarie”. En realidad eran contradictorios, porque convivían una enorme compulsión social y expresiones exquisitas. Fue la época del florecimiento del cine cubano, del cartel, nació el Caimán Barbudo, Lezama escribió Paradiso… Creo que tanto entonces como ahora, la única forma de convivir es que nos respetemos. El respeto es un principio que, por supuesto, no todo el mundo entiende igual: generalmente los más fuertes tratan de imponer su punto de vista, más cuando existen intereses (ver el mundo). Yo siempre he esperado que avancemos hacia el entendimiento afuera y adentro, en todos los rincones de la vida. Seguir leyendo «Silvio Rodríguez: La única forma de convivir es que nos respetemos»