El tercer hombre. Análisis de una utopía reflexiva. Tesis a propósito de Alfonso Sastre

Alfonso Sastre, en su casa de la localidad guipuzcoana de Hondarribia en 2008. (El País)

Por Julio César Guanche

Para Eva Forest

I. Ni víctima ni verdugo: la imaginación del tercer hombre

En el diálogo de Platón sobre la muerte de Sócrates, este argumenta que prefiere ser la víctima antes que el verdugo. La anécdota podría contarse como el rumor de un héroe antiguo en lucha contra el destino si su actualidad no mantuviese viva la disyuntiva: «dadme la libertad o dadme la muerte».

Así planteada, la alternativa tiene la estatura moral de la tragedia. La declaración de Emile Zola ante el jurado que acusaba a Dreyfus es solo otra manera de situarse ante la tenaz dicotomía: «Que todo se hunda, que mis obras perezcan si Dreyfus no es inocente». Sin posibilidad de triunfar, el sabio elige morir, bien repudiando sus versos, bien dando de bruces contra una mazmorra.

Encontrar una ubicación fuera de esa díada, acaso signifique nada menos que localizar la posibilidad de vivir en libertad. Alfonso Sastre ha comprendido el abismo de tal decisión: «Ni la víctima ni el verdugo. ¡Es imposible elegir!».

En la imposibilidad de la elección no radica una incapacidad, sino su contrario: la intransigencia en la necesidad de cambiar la ecuación del Poder.  Con esa tenacidad, aparece en las páginas de Alfonso Sastre el «tercer hombre», ese al que repugna ser verdugo y que se niega a ser víctima.

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La regulación constitucional de la propiedad privada en Cuba. Orden normativo, narrativa cultural y reglas no escritas

Por Julio César Guanche

La nueva Constitución cubana (NCC), promulgada en 2019, reconoce por primera vez desde 1976 la existencia de la propiedad privada. La nueva regulación habilita a personas naturales o jurídicas, cubanas o extranjeras, para ser titulares de propiedad privada y permite la creación de micro, pequeñas y medianas empresas (MIPYMES) con ese tipo de propiedad, como también para la estatal.

Es un proceso que encuentra suelo firme: más de 600 000 cubanos ejercen hoy el trabajo por cuenta propia (TCP) y existe un paquete de aprobación progresiva de medidas al respecto como la que eliminó el listado de 127 actividades aprobadas para autorizar en su momento cerca de 2 000, y ya se ha aprobado un paquete de decretos leyes sobre las MIPYMES.[1]
 

Orden normativo, narrativa cultural y reglas no escritas

El constitucionalista Hugo Azcuy identificó un cambio importante en el régimen de la propiedad con la reforma de 1992. A partir de entonces, no “todos”, sino solo los medios “fundamentales” de producción serían de propiedad estatal. Para Azcuy ese hecho habilitaba, de modo implícito, la propiedad privada para los bienes que quedaran fuera del ámbito definido por el término “fundamentales”.[2]

Sin embargo, la ausencia de reconocimiento formal de la propiedad privada originó, con las transformaciones económicas experimentadas tras los años 90, varios desarrollos legislativos sin base constitucional o incluso contrarios al espíritu del texto entonces vigente.

Uno de ellos fue el despliegue del TCP, cuyos titulares no contaban con regulación sobre los medios privados propios de su inversión, a la vez que se encontraba vigente el artículo constitucional no. 21 (1976), prohibitivo de “la explotación del hombre por el hombre”, que debería haber impedido la contratación privada de trabajo asalariado.[3]

La regulación constitucional actual de las “formas de propiedad” deja sin sustento, o al menos sin clarificación, la distinción entre propiedad “personal” y “privada”.[4] El hecho es que, por ejemplo, la vivienda, un bien considerado después de 1976 como propiedad personal, resulta a su vez propiedad privada si se somete a renta.

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Voces cubanas: “Urge también que Cuba se salve de sí misma”

Entrevista con Zaida Capote Cruz.

Por Julio César Guanche y Harold Bertot Triana

Voces cubanas conversa esta vez con Zaida Capote Cruz, investigadora en el Instituto de Literatura y Lingüística de Cuba, donde dirigió la redacción del Diccionario de obras cubanas de ensayo y crítica. Es autora de varios libros publicados (tres sobre la obra de Dulce María Loynaz), tiene en prensa Estado crítico y Tribulaciones de España en América. Tres episodios de historia y ficción (Premio Alejo Carpentier de Ensayo 2021) y comparte el blog Asamblea Feminista.

Desde hace algún tiempo la sociedad cubana se ha estado transformando social y económicamente y se visualizan demandas de diversa índole por parte de varios sectores. ¿Está el Estado cubano en capacidad para absorber y gestionar esas demandas?

Gracias por invitarme a compartir mis opiniones. Como tengo la convicción de que la crítica y la investigación cultural, a las que me dedico, son maneras de ejercer ciudadanía, acepto gustosa.

Creo que el Estado cubano ha demostrado estar en capacidad de absorber y gestionar esas demandas y las que vengan. Tiene la estructura creada y, por lo que ha mostrado, también la voluntad de hacerlo. No es un camino fácil. Cuando Díaz-Canel llegó al gobierno esperé un giro en la gestión pública, que llamara al pueblo a defenestrar a la burocracia anquilosada en las instituciones y organizaciones políticas y de masas. Al privilegiar la idea de “continuidad”, perdió una gran oportunidad para la recuperación del poder popular.

Cuando participé en la demanda colectiva a la Asamblea Nacional para la aprobación de una Ley integral contra la violencia de género, salvo la notificación de recepción y un breve encuentro de intercambio, el gobierno no acusó haber atendido esa propuesta. Pero algo deben haber contribuido esa y otras demandas a la aprobación del Programa Nacional de Adelanto para las Mujeres (PNAM). Es una lamentable costumbre, casi infantil, negar o escatimar la contribución del activismo al avance de la discusión de ciertos temas políticos, como si esto no debiera ser lo más natural del mundo. Y es nuestro deber como ciudadanía exigir que las normas legales sean efectivas y contribuir a su ejecución exitosa.

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Voces Cubanas: “La gran innovación del socialismo solo puede estar en compaginar la justicia social con una democracia plena de respeto al distinto”

Entrevista con Iván de la Nuez.

Por Julio César Guanche y Harold Bertot Triana

En Voces Cubanas conversamos en esta ocasión con Iván de la Nuez, ensayista y curador de arte, quien nació en La Habana (1964) y vive en Barcelona. Sus libros han sido traducidos a varios idiomas. Entre estos se encuentran La balsa perpetua (1998), El mapa de sal (2001), Fantasía rojaLos intelectuales de izquierdas y la Revolución cubana (2006), El comunista manifiesto (2013), Teoría de la retaguardia (2018) y Cubantropía, (2020).

Desde hace algún tiempo la sociedad cubana se transforma social y económicamente, y se visualizan demandas de diversa índole por varios sectores. ¿Está el Estado cubano en capacidad para absorber y gestionar esas demandas?

Tal vez la pregunta no sea si el Estado “puede”, sino si el Estado “quiere”. Si entiende que necesita absorber esas demandas para ampliar su base social y su legitimidad, o prefiere perseverar en la fantasía de homogeneidad que le concede un parlamento que sigue votando unánime. Si quiere seguir creyendo que una crisis de la sociedad no lo atraviesa directamente y de arriba abajo o si asume que también es parte del problema. En sus respuestas al 11-J, vimos a un Estado que se considera incontaminado mientras encuadra y ataca a la sociedad crítica como una masa descarriada de “mercenarios”, “marginales” o “confundidos”.  Dentro de esa burbuja, difícilmente pueda calibrar una de sus grandes contradicciones, que es la de un Estado comunista obligado a gobernar, satisfacer y representar a una sociedad que ya es también postcomunista. Y que es postcomunista, por cierto, no solo porque lo diga la oposición interna o por influencia del imperialismo o del capitalismo global, sino porque él mismo se ha visto obligado a impulsar medidas liberales en el socialismo.

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Voces cubanas: Estamos ante una nación cada vez más diversa, y con múltiples necesidades y demandas

Entrevista a Claudia Riestra López.

Por Julio César Guanche y Harold Bertot Triana

Voces Cubanas continúa indagando sobre las bases que contribuyan a explicar la capacidad del Estado cubano de absorber y gestionar demandas, por el contenido injerencista de la política norteamericana hacia la Isla, por la dinámica socioeconómica actual que vive el país en relación con su composición clasista, por los fenómenos de desigualdad social, por el lugar de las demandas de género en el contexto actual cubano, por los desafíos de la nación y del sistema socialista, entre otras cuestiones.

 Es un esfuerzo por entendernos mejor nosotros mismos, que llevamos a la par de esfuerzos que desde otros medios (estatales y no estatales) buscan también generar participación y debate. Desde su inicio, esta serie está concebida con la intención de incorporar a la conversación pública a académicos, trabajadores, científicos, activistas. Ojalá muchos otros se sumen en este empeño —ya lo están haciendo— y nos permitan seguir compartiendo ideas, propuestas, continuar auscultando nuestra sociedad en busca de mejores alternativas a los problemas del presente cubano.

En esta ocasión, Voces Cubanas conversa con Claudia Riestra López, licenciada en Psicología por la Universidad de la Habana, Master en Políticas Públicas y Género por FLACSO-México, y quien es investigadora social y docente de Psicología.

Desde hace algún tiempo la sociedad cubana se transforma social y económicamente, y se visualizan demandas de diversa índole por varios sectores. ¿Está el Estado cubano en capacidad para absorber y gestionar esas demandas?

Creo que para poder responder a esta interrogante sería necesario comenzar primero por definir qué estamos entendiendo por Estado cubano, cuáles son las principales instituciones que lo conforman y qué roles desempeñan en el contexto actual.

En el artículo 5 de la Constitución vigente, aprobada en el año 2019, se establece que el Partido Comunista es “la fuerza política dirigente superior de la sociedad y del Estado” con lo cual queda circunscrito el rol del Estado a la representación de la ciudadanía desde una determinada ideología política, específicamente el Socialismo ¿Qué sucede entonces con demandas de los sectores de la sociedad que no se identifican con el Socialismo como ideología política? ¿Cómo pueden ser representados dentro del Estado cubano?

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Voces cubanas: “No hay dignidad plena sin democracia plena”.

Entrevista con Rolando Prats

Por Julio César Guanche y Harold Bertot Triana

En Voces Cubanas conversamos en esta ocasión con Rolando Prats, (La Habana, 1959), poeta, ensayista, editor y traductor. Es fundador del proyecto PAIDEIA (1989-1991) y otros grupos de reflexión política de los 90. Posee estudios de grado y de postgrado en Lenguas Extranjeras, Pedagogía, Relaciones Internacionales, Historia y Filosofía, que ha desarrollado en Cuba y Francia. Textos y traducciones suyos se han publicado o antologado en medios impresos y digitales de Cuba y otros países. Es fundador y editor, desde 2016, del sitio web Patrias. Actos y Letras, y trabaja en las Naciones Unidas, Nueva York.

Desde hace algún tiempo la sociedad cubana se transforma social y económicamente y se visualizan demandas de diversa índole por varios sectores. ¿Está el diseño del Estado cubano en condiciones de absorber y gestionar esas demandas?

En Cuba, tanto el Estado como el Gobierno y el Partido son funciones del poder revolucionario, instancias que se subsumen unas a las otras desde la preeminencia de ese poder. Lo que está en el poder es la unidad del poder revolucionario, no sus instancias. La unidad de esas funciones es política. Ni el Partido es una instancia estrictamente política ni el Estado es una entidad estrictamente jurídica. Estado, Gobierno y Partido son conjuntos intercepción. La caracterización de ese Estado como “Estado de derecho” es problemática, pues entraña la pregunta por las condicionalidades y las supeditaciones, unas y otras políticas, de ese derecho.

A ello podemos reaccionar desde Montesquieu o desde una concepción del poder revolucionario como contestable, y contestado, pero no disponible, que se da en cada caso la forma que permita resolver o eludir la cuestión de la inadecuación de los medios a los fines; inadecuación que, por otro lado, está en la base de la lógica del capital, que es la de un medio cuya reproducción constituye su propia finalidad.

Hoy son otros los representantes, el lenguaje, y el imaginario de ese poder (en Cuba). Han penetrado en el lenguaje oficial figuras como familianaciónrepública, Estado de derecho… Más recientemente, a propósito de la creación del Instituto de Información y Comunicación Social, se ha hablado de cultura de diálogo y consenso. Todas esas figuras discursivas comportan desplazamientos, reducciones de escala, clausuras, de énfasis y de horizontes.

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Notas sobre el texto Deudas, de Alma Mater

Por Julio César Guanche

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Lo que dice el texto

Se ha prestado casi exclusiva atención a Leonardo Romero Negrín (LRN), pero el texto contiene otros testimonios, de Alexander Hall (AH) y Jorge Alfonso Pita (JAP), que contienen también importancia clave para este asunto. Lo hago desde lo que más conozco: Derecho, Historia y algo de política, no desde el periodismo, que no es mi campo.

El texto de Alma Mater (AM) afirma:

  • A LRM se le negó la tramitación de una denuncia. El instructor responsable recibirá sanciones administrativas por ello.
  • A LRN le fue propinado un golpe de cabeza. La Fiscalía Militar admitió la presencia de una lesión en su nariz. LRN identificó al responsable con el número 09312.
  • A LRN le fue propinado un golpe con una tabla por un policía, estando ya detenido dentro de la estación. La misma tabla aparece mencionada por JAP, con la que fue amenazado. El responsable fue identificado y se le aplicó una medida administrativa.
  • LRN y AH refieren haber oído sobre la práctica del “somatón”, y han aportado al menos una seña de identificación de una de las víctimas.
  • LRN y AH estuvieron varios días detenidos en paradero desconocido.
  • Ni LRN ni AH cometieron actos de violencia durante las protestas. LRN mostró resistencia al arresto, no así AH.
  • Marcos Antonio Pérez Fernández (17 años) fue golpeado por personas vestidas de civil, que intentaban quitarle su cámara fotográfica. (Este joven, en un testimonio publicado en Tremenda Nota, dio fe de golpes recibidos por LRN tras su detención.)
  • Fueron detenidas personas que solo filmaban acciones de protesta.
  • Un periodista, en ejercicio de sus funciones, pero sin credencial, fue detenido a dos cuadras de su centro de trabajo.
  • Policías exigieron desbloquear teléfonos so “riesgo de meterse en problemas” quien no lo hiciera. En ello, JAP recibió “un piñazo en el abdomen”.
  • La presencia de un teniente coronel mejoró la situación de los detenidos, respecto a los dos primeros días. Las denuncias que se le hicieron a ese oficial no fueron respondidas con represalias por otros policías dentro de la estación.
  • Médicos atendieron a “personas que tenían hematomas” y quienes “llevaban algún tratamiento por enfermedades o padecimientos”.
  • La Universidad de La Habana no ha tomado represalias contra los testimoniantes, que son alumnos de ese Centro.
  • Es primera vez que un medio estatal publica, hasta donde conozco, este tipo de contenidos. Tiene ventajas para ello: accedió a fuentes a las que otros medios no pueden acudir. Por ello, otros testimonios de importancia, o artículos de investigación, publicados en Tremenda Nota, La Joven Cuba, El Toque, Hypermedia, Periodismo de Barrio, Inventario, etc, tienen que prescindir de esas fuentes, y dejar al público sin verificación de parte de los contenidos de esas historias.
  • A su vez, Alma Mater, a su modo, hizo lo que no ha hecho el resto de los medios nacionales estatales, que han dejado el ángulo de los protestantes sin ninguna atención, salvo para descalificarlos, a la vez que repiten ser medios “públicos”. Un ejemplo señero de esos problemas, es que a casi dos meses del 11-J todavía no hay una lista oficial de detenidos.
  • El texto de AM tiene problemas, pero ha hecho circular esta discusión. Es esa una función central del periodismo: poner a discutir problemas. Un amigo decía que no se puede romantizar la oscuridad, pues un apagón es un apagón. Ahora, tratarlo todo como si fuera siempre un mismo apagón es estar, voluntariamente, a oscuras.
  • AM dio una respuesta, problemática, a la pregunta sobre quién representa a los protestantes. Es una pregunta crucial desde mucho antes de las protestas: quién y cómo representa el espectro de sectores políticos cubanos. En el texto, LRN y AH argumentan por qué protestaron: por el socialismo, por la democracia y contra la represión. El resto de los textos que conozco de la prensa estatal niegan esa posibilidad de representación.

Problemas de lo que dice el texto

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Escuchar las demandas de quienes sangran por su propia piel

Entrevista con Adriana Fonte Preciado y Deyni Terry Abreu

Deyni Terry Abreu y Adriana Fonte Preciado (de izquierda a derecha)

Por Julio César Guanche y Harold Bertot Triana

Voces Cubanas continúa buscando sentidos, percepciones, reflexiones y esperanzas sobre la nación al día de hoy. Creemos ineludible la conversación colectiva, los diálogos horizontales al interior de la sociedad, así como las interlocuciones entre la sociedad civil y el Estado cubanos.

Descreemos, por lo mismo, de los monólogos, de hablarle solo “a los mismos”, de tratar la diferencia como enemiga. Afirmamos la necesidad de cuestionar los cauces exclusivistas de circulación de ideas, que jamás se encuentran con otras, fabrican compartimentos entre las zonas de opinión, y así excluyen voces, necesidades, soluciones, e impiden la posibilidad de elaborar agendas colectivas y tramas cívicas.

Uno de los problemas que ocupa nuestra atención es el seguimiento al proceso constitucional de 2019, y los caminos que ha estado siguiendo ese “espíritu constitucional”, para enjuiciar o comparar su conformidad con determinadas actuaciones estatales o sociales. Sin embargo, ese tema es acaso una sombrilla que abre otras discusiones, por ejemplo, sobre la legitimidad de la actuación estatal, el periodismo y la crítica social, los derechos humanos, el activismo ciudadano, o la desigualdad social.

A partir de estas ideas, Voces Cubanas conversa esta vez con Adriana Fonte Preciado, médica, estudiante de ciencias de la religión en el Instituto Superior Ecuménico de Ciencias de las Religiones (ISECRE), de Matanzas, y columnista de Mujercitos, y con Deyni Terry Abreu, abogada y activista de amplia trayectoria dentro del espectro de iniciativas del antirracismo cubano.

Desde hace algún tiempo la sociedad cubana se transforma social y económicamente, y se visualizan demandas de diversa índole por varios sectores. ¿Está el diseño del Estado cubano en capacidad para absorber y gestionar esas demandas?

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Adalberto Álvarez. In memoriam (1948-2021)

Por Julio César Guanche

Además de admirar su música, leí todas las entrevistas que encontré de Adalberto Álvarez.

Había en ellas cosas capaces, siempre, de sorprender, con una sabiduría muy asentada, criterios muy propios sobre muchas cosas y que me servían a su vez como metáforas para explicar otras situaciones.

Siempre repito dos cosas que leí en Adalberto sobre música, pero que para mí metaforizaban otras cuestiones:

1) Los muchachos que salen del ISA vienen con unos arreglos buenísimos, pero muy abigarrados. Yo les digo: de este arreglo salen cuatro canciones, y las cuatro muy buenas, decía Adalberto. Es un entendimiento para mi profundísimo sobre la complejidad de la música popular, de la cultura popular, que no crece por añadirle “complejidad” instrumental, sino por la calidad y la belleza de lo que sabe presentarse con “sencillez” por haber entendido antes, a fondo, la grandeza de su propia complejidad.

2) En todos mis conciertos yo miro todo el tiempo a los bailadores. Cuando veo que uno solo tiene dificultad para entender el ritmo de mi música, dirijo la orquesta según lo que voy viendo en ese bailador. Que consiga bailar, entendiendo lo que hago, es uno de mis objetivos. Esta música es para bailar. Y eso hay que entenderlo todo el tiempo, decía Adalberto, más o menos, con palabras que recuerdo ahora de memoria. Por mi parte, siempre tomé esas palabras como una metáfora más grande sobre la democracia: esta se hace para su bailador, que es el ciudadano. Si este no “entiende el ritmo”, el problema no es del ciudadano sino de la música (el discurso y la práctica) que le ponen. La política tiene que ser un ritmo para poder bailar, esto es, para poder vivir.

La patria, decía María Zambrano, es la lengua. Yo digo también que es la música de Adalberto.

Gracias por todo, caballero del son, contigo, la cuenta sí da. Sabemos que eres sonero, y que nunca vas a mentir sobre eso.

«Yo soy sonero y no lo niego. Le canto al trabajo y al amor. Le canto al trabajador, que hace posible mi canto».