Diario de Sesiones de la Convención Constituyente de 1940. (Para descarga en pdf)

Foto: Kako Escalona / ShutterStock

 

Una vez aprobada la Constitución cubana de 1940,  Luz, el diario del PRC-A, aseguró sobre la Convención que la redactó: “Ya hoy terminarán sus faenas. Han acabado con la Constitución y si siguen acaban con la República”.

“Esta Constitución —dijo Pepín Rivero— es el final esplendoroso de un período de aplebeyamiento de las ideas”.

Orestes Ferrara calificó a la Constitución de “totalitaria”. Guas Inclán aseguró que había hecho “sucumbir” la “Constitución individualista de 1901” ante el influjo de un “visible movimiento socialista, que se ha venido poniendo en ejecución.”

El Diario de la Marina sostuvo que los artículos aprobados eran perjudiciales para la economía interna e incentivaban la fuga de inversiones y capitales (por haber regulado la futura creación de la banca nacional). El Diario esperaba firmemente que todo ello fuese “revertido”.

Avance consideró que la Constitución debía “ser para todos los cubanos, no para los capitalistas o trabajadores”. Para este diario, la carta magna aprobada convertiría a Cuba en un país “comunista”, “con imágenes de Lázaro Peña y Blas Roca en cada casa y una Plaza Roja”.

Alerta clasificó la sección constitucional sobre Trabajo como “monstruosidad”.

El Mundo la criticó, aunque con menor severidad: aseguró que era apenas una mezcla de los intereses de los nueve partidos políticos que participaron en su confección.

Para Blas Roca, líder comunista, “la Constitución cubana de 1940, por su contenido, puede calificarse, en general de progresista y, en algunos aspectos, de realmente avanzada.”

Entre los aspectos que justificaban la afirmación de Roca se encontraban la consagración del descanso retribuido, en forma que no pudiese ser burlado sin violación de la ley, extensible a todas las industrias; el pago de los días festivos y la semana de 44 horas, el reconocimiento del derecho de huelga, la prohibición de separación del trabajo sin previo expediente, las garantías establecidas para la sindicalización, la preponderancia del nativo en lo preceptuado sobre el sistema de contratos colectivos; la protección a la maternidad; la obligación de admitir aprendices como demanda de la juventud; y el seguro social, incluyendo la protección de los desocupados.

En general, esta posición valoraba la consagración del principio de la intervención estatal en la economía; la regulación legal de los contratos de arrendamiento, fijando la renta máxima y el mínimo de duración; la limitación del latifundio; la abolición de los censos; y la restricción de la posesión de las tierras a los extranjeros entre otras demandas.

Como contribución a comprender la historia de esa Constitución, La Cosa ofrece en descarga libre, en pdf, las Actas de la Convención Constituyente de 1940.

Descargar aquí Diario de Sesiones – Convención Constituyente 1940

(Agradezco el link de la descarga a Eduardo Sánchez González)

 

 

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